A mis jugadores, a los dirigentes y a la opinión pública:
Para nadie es un secreto que mi llegada a la selección fue difícil. Nadie apostaba un medio por mi convivencia con el Sr. Rafael Esquivel, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol para aquel entonces, ya que para todos eran conocidas mis profundas diferencias con su manera de conducir nuestro fútbol. Aún así dejé de lado todos esos inconvenientes porque siempre he creído en la necesidad de cambiar nuestro fútbol.
Una vez que asumí como seleccionador nacional, fui convenciendo al presidente de la FVF, junto con mi equipo de trabajo, de implementar los cambios y modificaciones que aún mantengo como necesarios para progresar, y lograr así los éxitos que todo el país quiere. Cambios que no nacen de algún capricho sino que son la marca registrada de mi carrera como entrenador.
Desde mis tiempos de jugador profesional viví en carne propia el maltrato y la indiferencia que muchos sentían para con quienes defendíamos la camiseta nacional, y por ello, en cada una de mis experiencias como entrenador he priorizado el cuidado y el buen trato al futbolista, porque son ellos, los jugadores, los verdaderos protagonistas de este espectáculo.
He sido muy criticado, pero siempre he preferido buscar soluciones que ayudaran y otorgaran el mejor status a cada uno de los futbolistas que he dirigido.
Pero también he conocido el menosprecio por la capacitación y por el estado de las canchas en nuestro país.
Yo soy producto de este fútbol, yo vengo de las canchas de San Félix, de Caricuao, de Barinas. En ellas jugué y me formé como entrenador, y cada vez que me tocaba visitarlas escuchaba atentamente al público, a los presidentes de las asociaciones, a los jugadores y anotaba, anotaba todas esas necesidades para sumarlas a mi proyecto, ese que luego llegó a ser conocido como el Proyecto País.
La convivencia con el presidente Esquivel no fue sencilla, porque en cada reunión le reiteraba mi creencia de que en nuestro fútbol hay que cambiar para ir a un mundial y no ir a un mundial para después cambiar.
Lo fui convenciendo de la importancia de profesionalizar la formación de todos los entrenadores del país, y logré que nos aprobara las herramientas para mejorar la formación de nuestros jugadores. Y lo hice desde el convencimiento, porque si he ganado títulos como director técnico es justamente gracias los jugadores que he dirigido.
Jamás iría en contra de todo lo que con justicia se han ganado los futbolistas venezolanos, y por ello mi insistencia en cambiar, casi convirtiéndome en una especie de idealista del cambio.
¿Cuáles son estos cambios que proponía y que aún siento necesarios para mejorar a nuestro fútbol?
– Darle valor al estudio y a la preparación. Que en este país no se regalen los carnet de entrenador sino que para obtener el título se equipare el pensum de estudios a lo que exige el fútbol internacional.
– Que el arbitraje se beneficiara de la plataforma Instat, la cual sugerimos a todo el país, para así mejorar la formación de nuestros árbitros y colocarlos al nivel de sus colegas internacionales, y que además les sirviese para encontrar vías económicas que le garantizara una remuneración acorde a su función.
– El colegio de entrenadores y la Escuela de Formación de Entrenadores, Dirigentes y Árbitros (EFEDA), que funciona en el Centro Nacional de Alto Rendimiento, deben ponerse de acuerdo para trabajar de la mano en pos de la formación de personal que venga a trabajar para la mejoría del fútbol nacional.
– Valorar al CNAR como la casa de la VInotinto en todas sus categorías. Una vez construido sólo quedaba darle uso, y hoy puedo decir que lo hemos aprovechado al igual que Argentina hace con las instalaciones de Ezeiza o Chile con el complejo Juan Pinto Durán, por citar dos ejemplos. Me empeñé en hacerla nuestra casa y en dotarla de la tecnología y los avances necesarios para que todas las selecciones nacionales puedan trabajar a la par de sus rivales.
– Quiero que cada persona que llegue a nuestro fútbol lo haga con la intención de sumar, y me contenta saber que hay instituciones que se han unido a ese deseo, convirtiendo en realidad los viejos anhelos por los que he luchado en cada institución por la que he pasado. Son varios los equipos con canchas propias y que siguen pensando en mejorar y crecer. Ese es el verdadero cambio por el que he luchado y seguiré luchando.
– Quiero que se utilice una metodología coherente y no que nuestros niños jueguen en cancha grande, atentando contra su correcta formación.
– Dignificar el trabajo de todos aquellos que hacen vida en la selección, peleando por un salario acorde a las realidades del país, incluyendo a los entrenadores de las categorías menores, quienes ahora gozan del reconocimiento que se merece un seleccionador nacional.
– Acondicionar una oficina en la sede de la FVF que le sirva a todos los cuerpos técnicos de las selecciones nacionales, para que puedan hacer vida en la sede administrativa de la federación.
– La contratación de un vuelo chárter, que no generaba un gran gasto para la federación comparado con los viajes en líneas comerciales , y que suponía la llegada sin mayores contratiempos de los futbolistas a Margarita, evitando las largas esperas que sufre la mayoría de los viajeros en nuestro país, y en el que también viajaran los dirigentes que acompañaban la delegación.
– Contratar un hotel en Puerto Ordaz en el que mis futbolistas estuviesen cómodos y con la privacidad necesaria para recibir a sus familiares y descansar como un atleta de alto rendimiento merece.
Sé que todo esto que he propuesto no lo puedo defender porque no tengo los resultados, pero acá estoy, yo quiero seguir, le pongo el pecho a la situación, pero necesito que se prioricen estos cambios que he propuesto con mi cuerpo técnico desde el principio.
Es necesario se le de cabida a todos los presidentes de las asociaciones, no para manipularlos, sino para otorgarles las herramientas que les permitan seguir aportando a nuestro fútbol.
Ese fue mi primer proyecto y sigo creyendo en él porque ellos son los verdaderos agentes de cambios de este fútbol.
Quiero dejar claro que yo asumo lo deportivo; si hay un responsable soy yo porque soy la cabeza del grupo. Hasta se me criticó por lo duro que he sido conmigo mismo, pero no conozco otra vía hacia el éxito que la exigencia máxima.
Quiero mucho a mi país y quiero mucho a mi fútbol, y por eso seguiré trabajando en San Félix, en Caracas o en Barinas, mis tres casas, los lugares donde nací, me hice y fui feliz, o quien sabe si en el extranjero, pero lo haré con la misma pasión que cuando me ha tocado rescatar canchas en Caricuao o regar la grama los lunes a las 9pm en Barinas.
Y lo haré como saben los periodistas que lo he hecho. Me conocen todos los que van a los entrenamientos, a mi lugar de trabajo. No tengo Twitter ni Facebook porque me gusta dar la cara y darle la oportunidad a todos de preguntar y escucharme.
Para ello pensé en hacer una rueda de prensa luego de las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, y así ponerle el pecho a la situación, pedir las disculpas por no haberlos atendido correctamente tras la derrota ante Ecuador y decirle a todos que el camino es la conciliación, acercar posturas, generar unión; el país nos reclama luchar por una causa mayor que es nuestra selección, y si para eso es necesario tomar decisiones, las tomaremos.
Acá tienen mi palabra, no me estoy yendo, sencillamente he querido dejar bien claro cuál ha sido y cuál es mi proyecto desde antes de llegar a la selección.
Mi proyecto de las asociaciones regionales, de la capacitación de los entrenadores, de la formación de nuestros futbolistas, el proyecto barrial, de que la sub-20 juegue en primera división y así foguearse de la mejor manera, y como siempre digo, de cambiar para ir a un mundial y no esperar ir a un mundial para cambiar.
Dejo al servicio del país todo nuestro trabajo, las fotografías de todas las canchas que hemos recorrido por todo el país.
Así como lloramos cada derrota, lloren conmigo por estas cosas. Yo las expongo, las dejo en la federación junto con la base de datos para que, si no soy yo y necesitan a otro que ocupe mi lugar, tenga toda esta información.
Les pido disculpas a mis jugadores si en algún momento han sentido falta de apoyo, porque mis exigencias nacen del amor por este fútbol.
Con ellos he contado y con ellos espero seguir contando para generar el cambio que tanto deseamos y tanto merece nuestra gente. Pero que no quede ninguna duda: ni yo ni mi cuerpo técnico hemos dudado un instante del amor de mis futbolistas por la camiseta vinotinto.
En mi trayectoria he conseguido éxitos al corto, mediano y largo plazo, pero lamentablemente en esta ocasión los resultados no nos han acompañado y eso empaña todo lo que hemos intentado cambiar.
Pero todo lo que he logrado siempre ha sido de la mano de mis jugadores y los dirigentes, y con esa unión es que la fanaticada ha podido disfrutar de triunfos.
Por ello aspiro, más que nada, a que en este mes de diciembre, en el que todos reflexionamos sobre el tiempo pasado y el tiempo por venir, pensemos qué queremos y cómo obtenerlo. No olvidemos que ha sido la Vinotinto el factor de unión de todos los venezolanos y eso no lo podemos perder.
Los invito a todos a que nos sinceremos y dejemos atrás cualquier posición personalista.
Siento que defraudaría a mucha gente que me quiere si no continuo con esta lucha, pero es necesario contar todo esto porque respeto a la gente, a esa que siempre me apoyó y que hoy se siente dolida porque no hemos conseguido los resultados.
Deseo ser el primer mediador en esta situación que estamos viviendo y conseguir que jugadores, cuerpo técnico y dirigentes nos unamos en pos de ese gran objetivo que es el éxito de nuestra Vinotinto, pero si mi salida contribuye a que cesen las diferencias, daré un paso al costado siempre pensando en el beneficio de nuestro fútbol.
Mientras tanto acá me tienen, con la voluntad de seguir luchando por el cambio, de pelear por mis jugadores y de seguir soñando con que es posible un mejor fútbol venezolano.
Eso somos los venezolanos, unos grandes luchadores por las causas justas y contra la adversidad.
Sin distingo de razas ni color político, Venezuela tiene un solo color, el color Vinotinto».