La doble jornada de partidos amistosos ante Honduras y Panamá servirá para tratar de atar varios cabos.
Luego que el primer evento oficial (Copa América) bajo el mando del técnico Noel Sanvicente dejara aspectos importantes para seguir aplicando, los dos mencionados duelos ante seleccionados centroamericanos pues deben servir para dejar lo más listo posible el equipo pensando en la eliminatoria premundial suramericana.
A nuestro juicio el estratega nacional debe tratar de sacar el máximo potencial de jugadores que no estuvieron en la pasada Copa América. Por citar varios inestimables casos, como fueron los de Mario Rondón, Christian Santos, Jeffren Suárez o Juan Falcón.
Todos ellos de corte ofensivo de la zona media hacia adelante. Rondón regresa luego de una primera parte del ciclo de Sanvicente en la que fue protagonista, por apego a lo que se pedía y por rápida adaptación.
Santos está más o menos en la misma línea. Es decir tras la deslumbrante temporada en la segunda división de Holanda, tiene que ser el momento en que se aproveche sus múltiples roles que puede cumplir adelante.
En el caso de Jeffren Suárez, tras el cambio de aires que lo llevó de España a Holanda (segunda división con el Kas Eupen). Tiene que ser puesto en juego al menos un partido completo para que pueda ser evaluado.
Una cosa es un equipo y otra la selección. Eso se aplica perfectamente al caso de Suárez.
Para Falcón es la posibilidad de confirmar lo que el técnico conoce de él desde la época de Zamora.
Sanvicente debe evaluar en el par de amistosos si mantener el grupo titular que disputó la Copa América o aplicar las múltiples variantes para poder ver qué le ofrecen los jugadores inéditos o los que muy pocos minutos vieron.
Igual se puede aplicar este último concepto a jugadores como Carabalí (lateral-volate), Alexander González (lateral-volante) o algunos otros.
Obvio que este grupo de convocados más algunos otros conforman el «universo» del cual se va a echar mano para la eliminatoria premundial. Venezuela no es Brasil o Argentina que cuentan con 100 jugadores o más susceptibles de formar parte de la selección.
Es por ello que Sanvicente, como si de un sastre se tratara, debe dar las puntadas necesarias para que el vestido (la Vinotinto) se vea bien bonito, sea funcional y aguante el largo uso (calendario de tres años).