CARACAS – Las primeras veces nunca se olvidan. El primer beso, la primera vez que un niño visita un estadio de fútbol, en mi caso el 12 de octubre de 1986 para ver un Deportivo Italia vs Mineros: victoria 1-0 para los azules gol de Faud Chaméd. Hablando de goles, hoy 30 de mayo se celebran 53 años del primer grito sagrado teñido de vinotinto.
Ese 30 de mayo de 1965, en un escenario histórico de nuestro fútbol nacional como lo es el Estadio Olímpico de la UCV, la Vinotinto recibía a Uruguay, en un duelo válido por las eliminatorias para Inglaterra 1966.
Ese día, los 20 mil aficionados que llenaron los graderíos estaban ansiosos de ver el primer juego como local de nuestra selección nacional. A su vez, los hinchas criollos tenían la oportunidad de presenciar un juego de los charrúas, que eran bicampeones del mundo. Lo que nunca hubiesen imaginado los aficionados que se citaron en el Olímpico era que gritarían el primer gol de nuestra vinotinto en eliminatorias.
Antes de este cotejo, nuestra selección nacional se había medido a Perú en Lima (derrota 1-0) y a la celeste en el mítico Centenario de Montevideo.
Aquel 30 de mayo el seleccionador vinotinto, Rafael Franco, no pudo contar con los servicios del cancerbero Felipe Mirabal y de la leyenda Luis Mendoza ambos fuera de la lista por lesión.
La visita abrió el marcador a los 10 minutos con Pedro Rocha. Treinta minutos más tarde, por primera vez en la historia un delantero venezolano mandaría a guardar a las redes un balón en un juego de eliminatorias. El jugador destinado a cubrirse de gloria fue Argenis Tortolero (Q.E.P.D) que superó al cancerbero ururguayo Mazurkiewicz, que en aquel momento era considerado uno de los mejores en su posición.
“Recorrí 35 metros con el balón, me llevé al arquero y me metí con balón y todo en la arquería para asegurarlo” así relataba la jugada el pionero del gol vinotinto.
En ese juego nuestro vinotinto se fue al descanso con la pizarra igualada 1-1. Según los libros de historia deportiva, apenas reanudado el juego encajaría un gol fantasma, cuando un disparo de Rocha desde unos treinta metros se estrellaría en el travezaño, pico abajo y salió en dirección al punto penal, pero para sorpresa de todos el árbitro argentino Roberto Goicoechea señaló el círculo central convalidando el gol. Ese gol adelantaría nuevamente a los charrúas. Casualmente unos meses antes del famoso «gol fantasma» de Geoff Hurst en la final del mundial de 1966.
A los 85’ minutos del juego Venezuela-Uruguay, llegaría el 1-3 de los charrúas gracias a Silva, que en el juego de ida había anotado un hattrick.
Para las estadísticas esta fue una derrota para Venezuela, pero para los hinchas de la vinotinto es una fecha históricas gracias a ese gol firmado por Tortolero.
De Fioravante De Simone