CARACAS – Una poesía que habla sobre la magia del gol dice así “No sólo basta con tener dotes. Hay que tener olfato y maña para tratar la pelota como una dama esquiva y caprichosa. Controlarla con ternura, acariciarla con el empeine, mimarla con la cabeza, gambetearla, montarla en bicicleta, pasarla por un caño, hacerla una rabona, peinarla y al final dejarla ir. Que vuele libre a ese lugar donde anidan las arañas, y viven o mueren los sueños”.
En el año 1963, el Polideportivo Misael Delgado de la ciudad de Valencia era inaugurado por el gobernador José Regino Peña. Todo esto con miras a los Juegos Nacionales que serían organizados por la ciudad industrial de Venezuela. Esta historia es conocida por muchos, tal vez, algunos no saben quien fue el autor del primer gol sobre el césped del estadio que domingo a domingo recibe los juegos del Carabobo.
El primer jugador que hizo delirar a los hinchas que llenaron los graderíos del Misael Delgado fue obra del centro delantero Humberto Scovino. Era el minuto 36 del primer tiempo del cotejo Carabobo-Distrito Federal, Scovino con un certero disparo superó al cancerbero de los capitalinos. De esta manera entró en los libros de historia del fútbol venezolano anotando ese primer gol en la inauguración del Misael Delgado.
Al hablar de ese primer gol, Humberto Scovino, dice: “Fue un momento inolvidable. Se juegaba el primer tiempo del partido de l apertura del campeonato. La pizarra todavía estaba sin anotaciones cuando a los 36 minutos del tiempo inicial chutó un corner desde el lado izquierdo del arco sur. Fue una bala rastrera que logré enderezar y anidé en las redes, donde el guardavallas Alonso, de los distritales, nada pudo hacer para impedir que el balón traspasara sus predios”.
Ese gol de Humberto Scovino le sirvió al Valencia para imponerse con pizarra de 1-0 ante los capitalinos.
En su brillante carrera Scovino integro en 1960 el seleccionado juvenil de Mérida en los juegos nacionales que se disputaron en Maracaibo. En la tierra del sol amado el conjunto del centro delantero obtuvo la medalla de oro. Tres años más tarde, se enfundó la camiseta del Carabobo para participar en los II Juegos Deportivos Nacionales donde también subió al escalafón más alto del podio.
Su periplo en el fútbol profesional comenzó en 1964 cuando defendió los colores del Valencia. En su primer juego con el equipo de la ciudad industrial de Venezuela tuvo como compañeros jugadores de la talla de Itamar (portero), Muñiz, Wanderley, Bide y Quatio (defensas). Los mediocampistas Telmo y Gunga, compañeros de ataque tuvo a Pirillo y Robson.
A nivel de clubes defendió las camisetas de Tiquire Flores (equipo fundado en los ’60 por la familia italiana Staccioli) y el Galicia.
Scovino también se enfundó la elástica de la vinotinto con la que disputó Eliminatorias Mundialistas, Copa América y Juegos Bolivarianos.
En el ciclo que llevaba al Mundial Inglaterra 1966, la selección venezolana mediría sus fuerzas ante Uruguay y Perú. Scovino juega su único partido ante los Incas. El 2 de junio de 1965, sobre el césped del estadio Olímpico de la UCV, dio muestra de su olfato goleador anotando uno de los goles en la derrota 3-6 ante los peruanos. El gol de Scovino sirvió para anotar el momentáneo 2-1 a favor de los criollos. En esas eliminatorias, la vinotinto perdería sus cuatro compromisos.
En el ’66 participaría con la selección venezolana en los Juegos Bolivarianos donde obtendría la medalla de plata.
En el ’67 estaría entre los 18 convocados para el Campeonato Sudamericano que se disputó en Uruguay. Cabe destacar, que esta fue la última edición del torneo con el nombre de Campeonato Sudamericano, ya que en la siguiente edición el torneo se llamaría Copa América.
En ese torneo disputado en la casa del primer campeón mundial, Scovino jugaría 5 partidos y anotaría un gol. El 28 de enero de 1967, la vinotinto impondría su ley ante Bolivia: victoria 3-0. Ese día, a los 59 minutos, Scovino anotaría el gol del 1-0. Los otros dos llevarían la firma de Rafael Santana (64’) y Ravelo (84’).
Una de las anécdotas que nos dejaría esta edición de la Copa America (en aquel entonces llamado Campeonato Sudamericano) es que Venezuela jugaría uno de los compromisos con la camiseta del Peñarol. Según lo relatado en el libro “La historia de la Vinotinto. Un sentimiento… una pasión (1938-2013)”. Lo ocurrido fue que, por cuestiones de organización, a Chile le fue otorgada la condición de local y por ello le correspondía jugar con su camiseta oficial y los criollos solo tenían la color vinotinto y de allí que como una emergencia, se debía recurrir al depósito del estadio Centenario y darle un juego de camisetas del histórico Peñarol. En ese momento el equipo aurinegro era actual campeón de la Copa Libertadores (había derrotado a River Plate de Argentona) y campeón de la Intercontinental (donde había superado nada más y nada menos que al Real Madrid 2-0 en el Centenario y mismo resultado en el Bernabéu).
Scovino no participaría en las eliminatorias rumbo al mundial México 1970 debido a una lesión.
Una vez colgado los botines Humberto Scovino entrenaría al equipo de la Universidad de Carabobo y la selección del estado Carabobo.