CARACAS – El fútbol apasiona, emociona, moviliza, arrastra y envuelve masas de individuos gracias a esas careacteristicas que lo vuelven apetecible al público, sobretodo de sexo masculino. Aunque en los últimos años, este deporte ha llamado la atención de las mujeres que han empezado a llenar los graderíos alrededor del mundo y jugarlo.
Hoy, en el terreno de juego del estadio Olímpico de la Ciudad Universitaria de Caracas fueron homenajeados los miembros de la selección venezolana Sub 20 que dignamente representaron a nuestro país en el mundial de Corea trayendo para casa la medalla de plata.
Los jugadores fueron presentados uno por uno en el estadio Olímpico, y aclamados por la afición. Todos destacaron el apoyo incondicional de los venezolanos durante el torneo y dijeron sentir “sange vinotinto”.
El primer venezolano en subir a la tarima fue el portero Wuilker Fariñez, ídolo de casa: juega con el Caracas y quien mostró su emoción ante los miles de asistentes que vitorieban su apellido.
Poco a poco fueron pasando todos, en el orden de su número de camiseta. Todos los jugadores agradecieron a esos 30 millones de venezolanos que madrugaban para sufrir, auparlos y gritar sus goles desde la victoria ante Alemania en el debut a la amarga derrota del domingo ante Inglaterra.
Los únicos jugadores que no estuvieron en la actividad de hoy fueron Adalberto Peñaranda y Yangel Herrera, el primero viajó a España para que los médicos del Málaga controlaran su lesión y el segundo para agregarse a la concentración de su equipo el New York City que está en la lucha por clasificar a los playoff.
Rafael Dudamel, director técnico, fue aclamado por los hinchas que llenaron los graderíos del coso capitalino. “Así los quería ver a todos juntitos vestidos de Vinotinto. Aquí cabemos todos. Gracias Venezuela”, dijo emocionado el estratega agrengando “fueron las mañanas más felices de nuestras vidas”.
Indicó que antes de la final imaginaba “este recibimiento en el Olímpico” e inmediatamente saltó con sus jugadores y el estadio completo lo acompañó al grito de: “Vinotinto soy, Vinotinto soy”.
El ex arquero de la selección elogio la labor de sus pupilos en todo este proceso que los llevó al mundial. Durante su intervención pidió un gran aplauso para los padres “y sobre todo a las madres que los parió”.
Agregó que era el momento de los jugadores. “Una generación de futbolistas extraordinarios. ¡Gracias campeones! ¡Gracias muchachos!. Estos muchachos nos pemitieron sacar el orgullo nuevamente y sentirnos felices de ser venezolanos”.
El estratega de nuestra selección nombro a sus padres dedicándole las siguientes palabras: “Gracias por darme la vida y haberme educado de una manera en la que los valores y los principios no se negocian. Así hemos educado a nuestros futbolistas”.
Para definir la gesta de nuestra selección podríamos acuñarle una frase del periodista italiano Pier Paolo Pasolini: “El fútbol es el opio de los pueblos”. Esta selección, durante casi un mes, durante sus juegos hizo olvidar la situación que atraviesa el país y gracias a sus goles y triunfos logro unir a un pueblo bajo un solo grito: “¡Vamos Vinotinto!”