CARACAS – Desde su inauguración, el estadio Olímpico de la Ciudad Universitaria de Caracas – Patrimonio de la Humanidad, ha sido escenario de diversos eventos deportivos de suma trascendencia, juegos: Bolivarianos, Panamericanos, de la Vinotinto, Copas Américas, Copa Libertadores de Clubes, Copa Sudamericana, y obviamente de la Primera y Segunda División venezolana.
El domingo, a las 19:00, albergará el juego de vuelta de la final por la estrella de la temporada 2019 entre Caracas (campeones del Torneo Clausura) y Estudiantes de Mérida (campeones del Apertura).
Ambos equipos saltarán sobre el césped del estadio Olímpico de la UCV, con la intención de interrumpir su sequia de “estrellas”. En el caso de los capitalinos dura desde hace nueve años, pero para los andinos la abstinencia data 1985, hace 34 años.
En el juego de ida disputado en el estadio Guillermo Soto Rosa el resultado fue de 1 – 1, ventaja del Caracas gracias a Carlos “la sombra” Espinoza y gol del empate firmado con un cabezazo de Edson Rivas.
Para traerse a casa, mejor dicho, para que se quede en casa la Copa, el Mister Noel Sanvicente aprovechará al máximo su arma letal: el juego aéreo. Este estilo de juego le ha servido para avanzar en los play off del Torneo Clausura, Deportivo Lara y Deportivo Táchira fueron sus víctimas.
Contra el equipo de la “ciudad musical de Venezuela”, Villanueva anotó el gol de la victoria en Cabudare luego de golpear con su rodilla un tiro libre cobrado por uno de sus compañeros.
En la semifinal, ante su acérrimo rival, el Deportivo Táchira, dos de los tres goles anotados fueron aprovechando el juego aéreo: el momentáneo 1 – 0 de Arrieta en el Olímpico y el 2 – 2 de Villanueva que silenció Pueblo Nuevo en el minuto noventa.
En la otra acera, el Estudiantes de Mérida sueña con bordar su tercera estrella, pero los hinchas blanquirrojos están con un rosario en la mano rezando por las condiciones de salud de su estrella Jesús “Chiqui” Meza. El mediocampista académico salió algo golpeado del cotejo disputado en el Guillermo Soto Rosa.
La mesa está servida para vivir un juego rico de historia balompédica nacional, digno de una final, no nos queda otra que acomodarnos para deleitarnos con una noche mágica de fútbol, que probablemente no está recomendada para las personas con problemas de corazón. Veremos si serán necesarios los noventa minutos o algo más.
Fioravante De Simone