¡Urge! El entendimiento para lograr el estado de armonía entre la dirigencia, el cuerpo técnico y los jugadores
Reiteramos el ¡No puede ser! Que días antes del encuentro, los jugadores brasileros nos anuncian de querer buscar de hacernos un gol tempranero, para que nosotros no entremos “enchufados” a jugar desde el inicio con las alarmas encendidas y evitar de condescender con su pretensión.
Sin embargo, a pesar del gol recibido a los cuarenta y seis segundos, nuestra Selección Vinotinto por cuarenta minutos no se amilana, reacciona, tiene atrevimiento hasta recibir el segundo gol en contra, nuevamente por desatención y descoordinación defensiva.
Y así nos vamos al entretiempo, después de haber percibido a “Lobito” Guerra y Ronald Vargas muy disociados durante la primera mitad del partido, cuando su efecto multiplicador de juego ofensivo y jugadas amenazantes para el rival las consiguen al juntarse.
Arrancamos el segundo tiempo consiguiendo “achicar” el resultado, a los dieciocho minutos con gol oportuno de Christian Santos.
Por lo pronto percibimos la sensación de lograr conseguir la motivación extraordinaria para lograr el empate. Sin embargo, pareciera que no nos ilusionaba conseguirlo hasta tanto producir otra desatención defensiva diez minutos más tarde al pretender un mal rechace, el cual no fue perdonado y definiendo el resultado final 3 x 1.
Antes de escribir el presente análisis, quisimos tomar en consideración las declaraciones del Profesor Noel “Chita” San Vicente, en la rueda de prensa del día viernes.
De ella enaltecemos su valentía, coraje y determinación, al dirigirse públicamente al país y asumir las responsabilidades de lo que él etiquetó como “fracaso”, siendo de esta manera muy severo consigo mismo.
Yo me atrevería hablar de accidentes, los cuales son mejor tropezarnos con ellos de entrada que más adelante sobre la marcha, cuando resultan por lo general más difíciles de remediar.
Según sus declaraciones, se deja entrever que algo no propiamente futbolístico está pendiente por aclararse y definirse desde el aspecto dirigencial y las expectativas de los jugadores por temas remunerativos.
Ese factor posiblemente esté generando incertidumbre y no permitiendo lograr el estado de armonía ideal entre las partes, y por consiguiente, la cohesión como equipo de alto desempeño que se ha de lograr.
Hay que buscar la actitud extraordinaria del jugador debidamente soportada desde el punto de vista emocional y motivacional, para su serenidad mental. Esto, con el objetivo de evitar las desatenciones y distracciones, que por motivos o situaciones extrafutbolísticos se puedan o estén generándose.
Ergo, ¡Urge! El entendimiento para lograr el estado de armonía entre la dirigencia, el cuerpo técnico y los jugadores.
